La Crónica


Muerte en el subte

Hoy entré a la estación Lacroze como todos los martes. Al llegar al andén un grupo de personas rodeaban a Rodolfo Crespín, supe su nombre porque sus documentos estaban tirados en el piso. Los que lo rodeaban trataban de reanimarlo, le tomaban el pulso, le pegaban en el pecho, gritaban pidiendo auxilio. ¡Crespín estaba muerto! Seguro.
Tres horas tardó en llegar la ambulancia con los médicos que se limitaron a subirlo a una camilla, taparlo con una sábana y retirarlo del lugar. Me quedé conversando un rato, ensayamos entre todos posibles causas de muerte. Eso duró poco, enseguida hablamos del clima, del partido de San Lorenzo del domingo, etc… Vino el subte y decidí esperar otro, el andén estaba vacío, me acerqué al banco donde hacía un rato había un muerto, miré por entre los listones de madera y vi un bicho, un alacrán de unos 15 centímetros, subí a la superficie y me tomé un colectivo.



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